Entrevista con Jeremy Anagnos, gestor de carteras de la estrategia Global Listed Infrastructure
de Nordea
Coronavirus, guerras comerciales, elecciones… El mercado de hoy en día parece estar en continuo movimiento. El gestor de carteras Jeremy Anagnos explica una estrategia capaz de capear la tormenta adoptando una visión a largo plazo.
- La enfermedad del COVID-19 está pasando factura a los mercados. ¿Cómo afectan los acontecimientos actuales a su estrategia?
Los activos de infraestructuras son esenciales y forman parte de nuestra vida cotidiana. Estos facilitan el acceso al agua que usamos para lavarnos los dientes, a la energía con la que encendemos nuestras luces, a las redes que utilizan teléfonos móviles y a las vías para conducir al trabajo. Además, estos activos tienen un ciclo de vida largo, de 30 a 120 años, suelen ser de naturaleza monopolística y están sujetos a unos ingresos regulados o a contratos a largo plazo. En general, ello conlleva que su demanda sea relativamente inelástica. Los efectos relacionados al contexto macroeconómico tampoco suelen impactar sus flujos de efectivo a largo plazo.
- ¿En qué sectores se centra a la hora de seleccionar posiciones para su estrategia?
Nos centramos en sectores y subsectores en los que las normativas son favorables para la inversión, los fundamentales son estables o están en proceso de mejora y las valoraciones ajustadas al riesgo son interesantes. Muchas de las temáticas en las que nos focalizamos actualmente son de alcance internacional, como la descarbonización y la necesidad de inversión en energía limpia, así como el crecimiento de los datos y la demanda de activos de infraestructuras de comunicación.
- ¿Se centra en regiones o países concretos a la hora de seleccionar títulos?
La asignación sectorial ha sido un importante catalizador de la rentabilidad en nuestra estrategia a largo plazo y ha contribuido al 20% de nuestra rentabilidad superior relativa. La selección de países es menos importante, dado que no todos los países ofrecen las exposiciones sectoriales que nos interesan. El mercado de infraestructuras está compuesto por cuatro sectores principales (transporte, suministros públicos, comunicación e infraestructura de distribución), y cada sector incluye múltiples subsectores.
- ¿Cuál ha sido el cambio más reciente en la selección sectorial de su fondo? ¿A qué obedece?
En el último año, hemos incrementado nuestra asignación a las infraestructuras de comunicación y suministros públicos mediante la inversión en energía renovable. Estas inversiones han incrementado nuestra exposición a EE. UU., así como a determinadas zonas de Europa. El objetivo a escala internacional de llegar a 2050 con una economía con cero emisiones de carbono solo será posible si el mundo reduce significativamente su dependencia de la generación de energía proveniente de centrales alimentadas con carbón. Los suministros públicos están liderando estos esfuerzos a través de sus inversiones en activos de generación de energía a partir de fuentes renovables, baterías de almacenamiento, medidores inteligentes y modernización de las redes de transmisión y generales. Se trata de una necesidad de inversión con un horizonte temporal de una década.Las empresas de comunicación ofrecen la infraestructura —como las torres, las redes de fibra y los centros de datos— para facilitar el rápido crecimiento de la transmisión, el procesamiento y el almacenamiento de datos.Las empresas de infraestructuras de comunicación más importantes se encuentran en EE. UU., pero también invertimos en empresas que operan en Europa y Asia.
- ¿Qué países y regiones muestran potencial en este momento?
La inversión en infraestructura exige una perspectiva a largo plazo. Estos activos disponen de un ciclo de vida largo; el desarrollo de los activos requieren años y las temáticas que impulsan el crecimiento de los activos duran décadas, no meses. Creemos que las inversiones que mantenemos actualmente tienen un potencial duradero.
- ¿Existen países o sectores concretos en los que reducirá la exposición este año?
Los catalizadores a largo plazo de los activos de infraestructura no se ven realmente afectados por los eventos macroeconómicos. No obstante, las temáticas en torno a la obsolescencia de los activos, la descarbonización a escala mundial y el crecimiento de los datos tienen un carácter largoplacista, y nuestras previsiones para estas empresas no han cambiado.Algunos sectores están más expuestos a las tendencias a corto plazo en el plano de la demanda, los sectores de transporte y distribución son los más expuestos. En cuanto a los subsectores, los títulos aeroportuarios y de sistemas ferroviarios de pasajeros son los que mayor exposición tienen, en nuestra opinión. La distribución también tiene cierta exposición, sin embargo gracias a los contratos a largo plazo, el impacto observado no es otra cosa que el sentimiento entorno a nuestras posiciones.Hemos reducido nuestra exposición a algunos de nuestros sectores más vulnerables. En general, creemos que la venta masivas de febrero en activos de infraestructuras core de larga duración que presentan tendencias de demanda y crecimiento a largo plazo fue desproporcionada. En vista del descenso de los rendimientos de los bonos, los activos de infraestructuras cotizan a su nivel más reducido en comparación con los bonos con calificación Baa en la última década. Las características fundamentales de los títulos de infraestructuras darán lugar a una rentabilidad superior a medida que las condiciones económicas sigan deteriorándose en los próximos meses.