Paul Malpas, ESG Leader at Nordea AM
Actualmente nos estamos embarcando en una transición para un mundo más verde, con organizaciones públicas y privadas que trabajan sin descanso en adecuar su producción y consumo basado en combustibles fósiles hacia fuentes de energía renovables. A medida que esta evolución gana impulso, se están formando nuevos ecosistemas y están surgiendo tecnologías innovadoras.
Sin embargo, muchas empresas siguen rezagadas en la transición verde, en particular las grandes emisoras responsables de una parte considerable de la contaminación del planeta. Estos grupos siguen enfrentándose a riesgos fundamentales y ambientales significativos.
Con la intensificación de la conciencia climática en los últimos años, hemos sido testigos de una importante fuga de capital de las empresas con emisiones más altas. El rápido crecimiento ESG ha sido un factor clave en este éxodo de inversores, ya que los gestores de activos intentan buscan demostrar sus credenciales de sostenibilidad.
Sin embargo, limitarse a alejarse de las acciones y los sectores de alta emisión no es el enfoque correcto que deben adoptar los inversores en nuestra opinión. Si bien siempre habrá empresas que evitar (en concreto, aquellas que requieren una reinvención completa del modelo de negocio), existen sectores enteros que sólo necesitan un empujón en la dirección correcta.
Es importante que los inversores se comprometan con estas empresas en gran medida olvidadas, les gusten o no, porque las grandes emisoras de hoy desempeñarán un papel crucial en nuestra transición hacia un futuro más sostenible. La experiencia que los distribuidores de capital pueden inculcar en estas empresas es inestimable para frenar las emisiones en el mundo real.
Además de ello, muchos empresas rezagadas en aspecto ambientales cotizan actualmente a la baja, por lo que el valor que se puede destapar ayudando a las grandes empresas emisoras a descarbonizarse en los próximos años puede ser inmenso.
La descarbonización requiere colaboración y acción
Para implementar un cambio significativo a través del compromiso empresarial, creemos que la mejor manera de servir a los inversores es centrarse en cinco factores principales de sostenibilidad. No es de extrañar que la primera consideración clave sean las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que son el principal impulsor del calentamiento global. Si un gran emisor de dióxido de carbono no alinea su trayectoria de emisiones con un escenario por debajo de los 2 °C, seguirá estando muy expuesto a una escalada de los riesgos normativos, medioambientales y reputacionales, lo que probablemente aumentará sus costes y su perfil de riesgo.
Como será necesario extraer cantidades récord de cobre para permitir la descarbonización a gran escala de la economía mundial en los próximos años, los inversores ESG pueden tener un impacto positivo en la sostenibilidad de las empresas que operan en este espacio.
Luego, como la producción económica requiere insumos de energía sustanciales, la gestión energética resulta vital para una acción climática exitosa. Con el aumento de los precios de las energías no renovables y la implementación de los precios del carbono, el clima se ha vuelto financieramente importante –específicamente en sectores que consumen mucha energía, como la manufactura. Involucrándose con las empresas conseguiríamos ayudar a mejorar la eficiencia energética y la diversificación de los recursos energéticos. Esto puede mitigar la exposición a los costos cambiantes de la energía, reducir las emisiones de GEI y los costes, así como garantizar la fiabilidad del suministro energético.
La gestión del agua y de los residuos es otra cuestión relevante. Los recursos limitados del planeta no pueden satisfacer la creciente demanda, lo que crea incertidumbre a largo plazo para las empresas que dependen en gran medida de los activos naturales. Las inversiones de capital relacionadas con el agua y las mejoras en su eficiencia pueden reducir el riesgo de sufrir mayores costos operacionales e incluso la escasez de agua. Al impulsar la adopción de modelos circulares, podemos ayudar a enfrentar la escasez de recursos naturales y los costos ambientales cada vez más visibles de la producción de recursos y la generación de desechos.
Asimismo, las empresas necesitan ser orientadas sobre el manejo de los recursos naturales. Esto incluye el uso de materiales reciclados y renovables, la reducción del uso de suministros clave y la maximización de la eficiencia de los recursos en la fabricación de manufacturas. La inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) en materiales sustitutos es esencial si vamos a buscar alternativas para evitar la sobreexplotación.
Por último, los equipos de gestión corporativa deben estar dispuestos a reposicionar sus negocios para crear modelos resistentes a los riesgos físicos y de transición del cambio climático. Según lo vemos, la creación de valor sostenible a largo plazo será casi imposible si las empresas no migran hacia una economía con bajas emisiones de carbono y con limitaciones climáticas.