Por Cecilia Fryklöf, Head of Active Ownership, Nordea Asset Management

La pérdida de biodiversidad es un riesgo sistémico y uno de los mayores desafíos globales de nuestro tiempo. La naturaleza se está erosionando a un ritmo sin precedentes en la historia de la humanidad y nos enfrentamos a la pérdida irreversible de especies vegetales y animales, hábitats y cultivos vitales.

Una investigación realizada por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) ha encontrado que alrededor de 44 billones de dólares de generación de valor económico, más de la mitad del PIB total del mundo, depende moderada o altamente de la naturaleza y sus servicios. Al mismo tiempo, el WEF estima que las transiciones positivas para la naturaleza podrían generar hasta 10 billones de dólares en valor comercial anual y crear 395 millones de puestos de trabajo para 2030.

En respuesta al riesgo de pérdida de biodiversidad, se están llevando a cabo una serie de iniciativas a nivel internacional. Tras un proceso de consulta y negociación de cuatro años, a finales de 2022 se acordó el histórico Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, que establece objetivos y metas ambiciosos para ayudar al mundo a hacer frente a la crisis de la biodiversidad. Del mismo modo, la Comisión Europea adoptó una Estrategia de la UE sobre la biodiversidad para 2030, como parte del Pacto Verde Europeo.

Seguimiento y gestión de riesgos

Para los inversores, en particular para aquellos con participaciones en un gran número de sectores y geografías, la pérdida de biodiversidad puede plantear importantes riesgos financieros. Al comprender el impacto potencial de la pérdida de biodiversidad en diferentes sectores, los inversores pueden tomar decisiones informadas y mitigar los riesgos asociados con la disminución de la biodiversidad, así como identificar oportunidades potenciales.

En Nordea Asset Management, la biodiversidad ha sido una de nuestras áreas de interés ESG durante muchos años, y los posibles efectos negativos sobre la biodiversidad se han tenido en cuenta durante nuestro proceso de inversión. También ampliamos nuestra evaluación de los impactos relacionados con la biodiversidad tras la introducción del Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR, por sus siglas en inglés). Uno de los indicadores que los inversores están obligados a divulgar en virtud del SFDR se refiere a las actividades que afectan negativamente a las zonas sensibles a la biodiversidad.

Para cumplir con este requisito, nuestro sistema de monitoreo desarrollado internamente identifica a los emisores que pueden requerir un análisis más profundo en la gestión del impacto en la biodiversidad, así como para evaluar posibles acciones de propiedad activa. Si bien esta evaluación puede desencadenar la exclusión de una entidad, el escenario más probable implica la participación. Uno de los pilares de nuestro proceso de sostenibilidad es llevar a cabo actividades de participación para alentar a las empresas o gobiernos a mejorar las prácticas ambientales, sociales y de gobernanza.

La importancia del compromiso

Por ejemplo, el año pasado lanzamos actividades de participación con la industria acuícola para impulsar el establecimiento y la implementación de hojas de ruta para apoyar el desempeño de la biodiversidad, así como para establecer objetivos basados en la ciencia para el clima y la naturaleza. Estos objetivos corporativos apuntarán directamente a los impulsores y presiones que alimentan la pérdida de la naturaleza, ofreciendo un camino para la acción corporativa medible y asegurando que las empresas estén tomando suficientes acciones correctas, en el lugar correcto y en el momento correcto. Nuestros esfuerzos iniciales han implicado el compromiso con 11 empresas participadas en la industria de la acuicultura. 

En 2022, pusimos en marcha un proceso de compromiso con los fabricantes, así como con los usuarios industriales y de cara al consumidor, de las sustancias químicas PFAS. Las PFAS, a menudo denominadas «sustancias químicas para siempre», no son biodegradables y persisten en la naturaleza, los seres humanos y los animales. La investigación ya ha demostrado que las sustancias químicas PFAS son tóxicas para los seres humanos, pero aún se necesitan estudios para aclarar las consecuencias a largo plazo para la biodiversidad. Se han detectado sustancias químicas PFAS artificiales en el agua, el suelo, los animales y las plantas de todo el mundo. Inicialmente, nos dirigimos a 18 empresas de diversas industrias para la participación.

En cuanto al compromiso a nivel soberano, somos miembro fundador y asesor de la iniciativa Diálogo sobre Políticas de Inversionistas sobre Deforestación (IPDD, por sus siglas en inglés), que se estableció en 2020 como un esfuerzo colaborativo destinado a iniciar y coordinar un diálogo de políticas públicas para detener la deforestación en países seleccionados, como Brasil e Indonesia. Durante el programa de participación, que continúa hasta el día de hoy, el grupo de trabajo se ha reunido con varias autoridades gubernamentales y reguladores del mercado financiero para promover una buena gobernanza social y ambiental, y reducir los riesgos financieros derivados de la deforestación y la degradación de la tierra.